"Y cuando Dédalo, con toda su sabiduría e inteligencia, ufano de su gloriosa ciencia,
vio bajar el sol, descubrió su sombra, negra, aciaga, creciente, voluptuosa, y
entonces entendió que él también estaba allí."

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sábado, 7 de septiembre de 2013

BELLA MODA

Quizá el hombre moderno esté asumiendo ya definitivamente la moda como un estigma de la propia vida. Y es que, ahora más que nunca, el sentido de lo bello nos es impuesto como un canon inseparable de la modernidad. Ahí una boda: los trajes grotescos y llamativos, de colores vivos y formas exageradas, las corbatas naranjas y los negrísimos fracs con que los jovencitos veinteañeros acuden a emborracharse a estas fiestas; los vestidos turquesa o verde fluorescentes, colores ikea, con velos sobre el pelo al compás de la novia, y unas enormes flores de plástico que se cruzan sobre peinados que han consumido veinte horas bajo una incubadora. Chicos y chicas apolíticos, liberales, con o sin estudio, con o sin trabajo, pero muy a la moda, retorciendo la forma vilipendiosa que los modernos modistos de occidente imponen vía televisión. Un grupo de jóvenes esperaban un autobús para acudir a la celebración; otros rellenaban de tafetán los habitáculos de sus flamantes coches.

A las nueve de la mañana, vuelven los primeros desarrapados. El empleado de la limpieza coloca el dedo en la boca de la manguera y el agua difuminada forma un arco iris. Qué fácil es crear belleza, piensa con una sonrisa en los labios. 

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