"Y cuando Dédalo, con toda su sabiduría e inteligencia, ufano de su gloriosa ciencia,
vio bajar el sol, descubrió su sombra, negra, aciaga, creciente, voluptuosa, y
entonces entendió que él también estaba allí."

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viernes, 15 de febrero de 2013

INCONCLUSIÓN



Ordenaba el estudio y era como si estuviera removiendo el pasado más reciente; surgían apuntes y anotaciones urgentes que pasaron, ideas que se trazaron brevemente en una libreta que quedó sepultada, un folleto interesante, unos signos de admiración cruzando una hoja entera. El pasado entonces comenzó a tomar forma, a remozarse y a tomar cuerpo. Empezó a oír una llamada lenta y suave, pero poderosa; como si una mujer de largo pelo gris le estuviera llamando haciéndole recordar que había dejado demasiadas cosas sin hacer, demasiados páginas por escribir, demasiados momentos de amor sepultados en una agenda. Maldijo el tiempo y cayó en una pena profunda que surgió de aquel lugar, del lugar de lo que nunca fue realizado ni, en consecuencia, amado. Después, un sentimiento que él bien conocía asomó por entre sus flancos interiores, y, como siempre, se enredó con el humo de un cigarro para deshilachar aquella gran mentira que siempre le acechaba: la nostalgia de la nada.
Al fin y al cabo, se dijo, ¿qué somos sino seres inconclusos?

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