"Y cuando Dédalo, con toda su sabiduría e inteligencia, ufano de su gloriosa ciencia,
vio bajar el sol, descubrió su sombra, negra, aciaga, creciente, voluptuosa, y
entonces entendió que él también estaba allí."

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jueves, 18 de abril de 2013

Breve ensayo sobre el miedo y la maldad

¿Es necesario el miedo para contener la crueldad de la fiera que tiene el hombre dentro? ¿O es precisamente este miedo lo que provoca esta maldad?
Sí, podríamos afirmar que ambas sentencias son ciertas. Y quiero dar también aquí una premisa que, si es cierta, podría enlazar ambas proposiciones. Se trata de la idea de que el hombre tiene miedo al otro porque piensa que el otro puede hacerle daño, es decir, el hombre presupone maldad en el hombre. Desde el origen de los tiempos ha sido una constante la idea de que el hombre, para sobrevivir, tiene que competir con el otro, en vez de colaborar; es la misma idea que hace que el reparto de los bienes sea siempre desigual porque se supone que la supervivencia de uno depende de la acumulación y de la apropiación desproporcionada de bienes. La desconfianza surge pues del pensamiento de que el otro tiende igualmente a acaparar bienes. Resulta aquí que los deseos individuales chocan entre sí, el objeto de deseo es el mismo para diferentes hombres y, lo que es más grave, se trata de un objeto indivisible e incompartible. De aquí la rivalidad entre los individuos. En el mundo animal podemos decir que esto es lo común, son muy pocas las especies organizadas en las que cada individuo busca el bien de la colectividad frente al individual. Pongamos los famosos ejemplos de las hormigas o las abejas. Pero nos encontramos con que el hombre también ha llegado a estar organizado de esta forma, a pesar de su naturaleza individual y egoísta. ¿Cómo ha conseguido el hombre constituirse como un ser superior organizado cuyo objetivo ha sido la mejora del colectivo? ¿Podemos llegar a pensar que esto ha sido sólo un efecto colateral mientras que el fin primero ha sido en todo momento la supervivencia y preponderancia de unos pocos poderosos? Quizá no siempre haya sido así. A veces cuando se habla de adoctrinamiento moral del hombre se toman estos preceptos morales como los únicos mecanismos mediante los cuales este hombre puede renegar de su naturaleza para servir a una causa que supera su propia individualidad, llámese el Estado, Dios, la Patria, etc., etc. Sin embargo, sea como fuere el resultado de esa imposición moral, en cualquier caso se trata de un sutil autoengaño.
En general podemos decir que, a este fin de formar la conciencia colectiva, la moral nos enseña a no desconfiar en el otro, nos enseña que se debe respetar y ser tolerante. Nos enseña que se debe amar al prójimo (y a veces que se ha de odiar al enemigo). Quiere que no veamos la maldad en el otro sino solamente los "actos malos”. Esto es sustancial para que el hombre no tenga miedo y por tanto no se haya de preocupar de defenderse pues, como también la misma moral señala, “el castigo vendrá determinado por las mismas leyes morales”. Por tanto, por un lado, de forma natural, podemos decir que el hombre actúa con maldad debido al miedo, que el mismo sistema desea eliminar mediante un ente superior que otorga seguridad al individuo; y por otro lado, y como contrapartida, el hombre ahora deberá temer no al otro sino a ese ente supremo y a la moral que él ha establecido entre los hombres.
¿Y no es eso lo que siempre ha existido en nuestras escuelas? “No hay que temer al más fuerte de la clase sino al maestro y a todo el peso de la ley que él porta”. Aunque pensándolo bien, han cambiado tanto nuestras escuelas...

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