"Y cuando Dédalo, con toda su sabiduría e inteligencia, ufano de su gloriosa ciencia,
vio bajar el sol, descubrió su sombra, negra, aciaga, creciente, voluptuosa, y
entonces entendió que él también estaba allí."

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domingo, 7 de diciembre de 2014

TEMBLORES

Nos habían quitado el sol y, aun así, el mundo seguía girando, y la gente viviendo como si nada, con la impronta del astro en la retina, con el recuerdo de aquellos maravillosos años de luz.
Hasta que años más tarde, la esperanza se cansó de hacer tiempo, y se derrumbó. Entonces la gente comenzó a salir a la calle, porque la crisis ya no daba miedo, y aquella obscena tristeza de catacumbas había comenzado a hacerse insoportable. La necesidad había vencido toda estrategia.
Así, la gente bajó a la plaza. Y el comité revolucionario declaró que el sol era un derecho inalienable. Y el gobierno reculó. No sin reticencias policiales, por supuesto. Y se formaron círculos en la plaza, y los niños retozaron al son del murmullo sedicioso, y los gritos de protesta alcanzaron el cielo.  Finalmente la policía creó otro círculo. Y el sol volvió a iluminar el adoquinado.

Y sin embargo, ahora, cuando más evidente se hace nuestra victoria y el hecho insoslayable de haberles arrebatado el sol a aquella poderosa minoría, no sé por qué, es cuando empieza a temblarme la mano. 

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